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Histórico

resur01Después de unos años en que prácticamente no hay ninguna actividad, en septiembre de 1924 se abre plazo de inscripción para lobatos y exploradores de las distintas categorías. El 1º de octubre abre sus puertas el nuevo Club de Exploradores en la calle Saturnino Montojo nº 4.

En esta nueva etapa parece ser que el grupo está algo más organizado e inspirado en el escultismo, merced a la nueva reglamentación dada en noviembre de 1922.

El club se abre todos los días, dándose en él conferencias de carácter social, a la que acuden de modo voluntario los exploradores, que en aquel momento se dividían en tres categorías, además de los aspirantes o lobatos (10 años): exploradores de 1ª, de 11 a 13 años; exploradores de 2ª, de 13 a 15 años; exploradores de 3ª, de 15 a 18 años.

resur02El jueves era el día fijado como obligatorio por los mismos exploradores. Este día, la conferencia se hacía más formal. Además de la conferencia se hacía en el club los ejercicios preparatorios de gimnasia sueca, que más tarde, el domingo se desarrollarían en el campamento permanente de la finca “El Jardinillo”. Para acabar las actividades del jueves se hacía una merienda con pastelillos y se cantaba el Himno de los Exploradores ante la bandera.

La bandera se encontraba situada en una vitrina de madera de nogal y cristal, que estaba en lugar preferente en el club. Tanto la bandera de los exploradores como la del somatén local las había donado don José Vázquez Delgado, empresario local y alcalde de la ciudad.

En 1925 ya se sigue el sistema de patrullas de Roland Phillips, o sea de ocho exploradores y un guía. La de 1ª categoría era la patrulla roja y su distintivo era el Aguila; la de segunda, la azul y su distintivo el Caballo. La de tercera categoría no estaba completa. El grupo contaba en ese momento con algo más de cincuenta muchachos entre lobatos y exploradores.

resur03En este mismo año el grupo tiene ya una infraestructura bastante adecuada para la práctica del escultismo, con material de acampada consistente en dos tiendas tipo canadiense de gran tamaño, colchonetas individuales, carro de grupo, menaje de cocina y un largo etcétera. Así mismo en el centro del campamento permanente de El Jardinillo, se hallaba una antena de trece metros de altura y para las excursiones extraordinarias se usaba una pértiga de enchufe desmontable de siete metros. Además de todo esto, ya en el año anterior (1924), el señor Garzón mandó construir una terraza cubierta delante de la casa-habitación existente en la pequeña finca y la instalación de aparatos de gimnasia para completar los ejercicios que se realizan en el club de la calle Saturnino Montojo.

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